Javier Kibbe sabe que la clave de su éxito ha estado en ser fiel a sus raíces y hacer una buena masa en todas sus elaboraciones. Esta filosofía se la inculcó especialmente su padre —de origen árabe y de profesión productor panadero— desde bien pequeño.
Así es cómo el venezolano ha conseguido que su marca de empanadas venezolanas Empanadish arrase con sus pedidos de delivery en la capital, y esté presente en todo Madrid y otras ciudades como Barcelona y Valencia.
Para llevar acabo su expansión bajo el modelo de franquicia, se apoyan en mundoFranquicia, una consultora con más de 24 años de experiencia en el sector.
Su última apertura ha sido en Pozuelo de Alarcón hace justo un mes, pero también cuenta con otras ocho tiendas de Empanadish, un restaurante libanés y, próximamente, otro de ‘brunch’ y de shawarmas.
Javier recuerda que cuando se mudó de Venezuela a Madrid hace 10 años vio “la necesidad que había de empanadas venezolanas. Sólo había un buen lugar en el Mercado de las Maravillas. Mi hijo y yo no lográbamos nunca comer allí por toda la cola de gente que había”.
Por ello, decidió abrir su propio obrador en 2018, que empezó siendo una cocina ciega en la que elaboraba empanadas venezolanas y tequeños; estos últimos para vender a restaurantes. Finalmente, apostó por crear Empanadish, que desde el primer momento fue un éxito.
Después emprendió con un local físico en el Mercado de Maravillas, para más tarde seguir abriendo restaurantes en Atocha, Ventas… así hasta contar en la actualidad con seis Empanadish en la Comunidad de Madrid.
Sus empanadas son de estilo venezolano, pero gigantes. “Pesan más de 350 gramos, miden 20 centímetros de largo y son tres veces más grandes de lo normal. Con una ya te llenas”, informa Kibbe.
También, se podrían decir que son ‘pijas’: “Nos llamamos Empanadish porque en Venezuela el aumentativo ‘-ish’ lo usan los pijos”, explica el empresario, aunque aclara que sus empanadas no son caras (5,50 euros) ni están enfocadas a ese nicho de población.
La cantidad de empanadillas que realizan es tal que se encuentran en el “top 10 en Glovo. Tenemos contrato de exclusividad. No nos dejan ir desde hace 5 años”, y asegura que eso les iguala en volumen de ventas por tiendas a grandes marcas como Mc Donald’s, Burger King o Papa John’s.
“Hacemos más de 15.000 pedidos al mes sólo en delivery en Madrid”, afirma el propietario de Empanadish, que añade que aun así, la mayoría de sus ventas las hace físicas en sus tiendas, un 60%. El ticket medio es de 15 euros por persona.
La empresa de reparto de comida a domicilio Glovo les tiene tanta estima que fueron ellos los que les impulsaron para que instalaran una dark kitchen Barcelona.
Trabajar la masa
El empresario se ha dedicado toda la vida en Venezuela a la industria de la panificación junto a su padre y estudió Administración de Empresas. “Nuestra masa se caracteriza porque es frita, pero no queda aceitosa. La trabajamos de una forma que provoca comértela en nuestro obrador de Rivas, desde el que repartimos al resto de restaurantes”, detalla. El sabor más vendido es el de carne mechada, luego le siguen el de queso y pollo.
Otra curiosidad es que, aunque Kibbe es venezolano, sus padres son sirios, y por eso decidió abrir hace un año y medio el restaurante Antuanet, en Chueca.
Con ya 200 empleados en plantilla y varias empresas lanzándole propuestas para franquiciar Empanadish, Javier Kibbe sigue ampliando su ‘imperio’ gastronómico con otras marcas que puedes encontrar dentro de la suya, Arepish y Cachapish. Asimismo, ya anuncia su próxima apertura: “En Hortaleza, 9, un restaurante de shawarma. Un kebab fino de última tecnología”.
Fuente: El Español
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